Alan Brandi nació en Las Palmas, en la Isla de Gran Canaria. Hace 30 años su familia empezó a emigrar a España; primero sus abuelos maternos, después sus padres, sus tíos y hoy casi toda su familia vive allí. Sin embargo, aunque junto a su hermana fueron los únicos de la familia nacidos allí, rodeado de tanta “argentinidad” nunca dudó de su origen. Incluso hoy, cuando formó su hogar con Ana, su mujer y su hija de meses, Noa.
“Yo soy muy agradecido con España, porque es el país que mi familia eligió para vivir y el que nos brindó un futuro. Pero yo desde chiquito me sentí argentino porque eso se respiraba en mi casa, ese sentimiento lo tuve desde siempre; cada vez que había un evento deportivo, y sobre todo el fútbol, siempre estábamos todos hinchando por Argentina, o yendo a los bares de argentinos para poder seguir los partidos”, explica el autor de uno de los goles ante Islas Salomón.
A los 19 años, sus ganas de estudiar periodismo lo llevaron a Madrid y así llegó también al futsal, y casi por casualidad. Porque llegó a la Universidad con la idea de jugar fútbol, como lo venía haciendo, pero como el torneo universitario estaba por empezar y los equipos ya estaban formados, probó con el futsal... por un convocatoria publicada en la cartelera universitaria. “El fútbol me encanta y me encanta escribir, por eso estudié periodismo y me especialicé en el periodismo deportivo. Empecé futsal porque vi unos carteles en la universidad mediante los cuales estaban buscando jugadores para formar el equipo. Empecé para probar y ahí me encontré, antes que nada, con muy buenas personas. Después me gustó el deporte y así cambié definitivamente, y creo que para bien”, describe.
Así, del equipo universitario, pasó a jugar en la liga de España y, luego, a la portuguesa. “Durante toda mi carrera universitaria jugué para la universidad en el torneo de la liga universitaria, en el Complutense, y también en el Colmenarejo, equipo de una de las Comunas de Madrid. Luego pasé a una filial del Inter Movistar, cuando terminé la carrera tuve la oportunidad de hacer una prueba en el Santiago Futsal y, ahí, a los 23 años, empecé a jugar en la liga profesional, hasta que se dio la oportunidad de pasar a la liga portuguesa”, detalla el camino. “Estuve en Portugal tres años, en el Benfica, un club grande, en el que crecí mucho sobre todo en este último año, Benfica es un club que te exige en cada entrenamiento, de donde me llevo una experiencia espectacular porque el futsal se vive ahí con mucha pasión y tiene mucho difusión, con televisación en horarios centrales y es seguido por una importante afición”, amplía. Y destacadas actuaciones en el Benfica le abrieron las puertas del Seleccionado Nacional, para lo cual hizo los trámites de nacionalización.
“Estar en la Selección era un sueño que tenía adentro, sólo lamento que mis abuelos Carlos y Jorge no me hayan podido ver con la camiseta de la Selección. Sin embargo, de alguna manera, cuando las cosas no van bien, siento que están presentes para darme fuerzas. Lo mismo mi abuela Cuca, que no pudo verme jugar, pero vivió conmigo mi primera convocatoria, hace dos años”.
Y su nivel le abrió nuevas puertas, porque tras el Mundial viajará a Italia, para seguir su carrera en el Acqua y Sapone y vivir en Pescara, la ciudad donde hoy residen sus compañeros de Selección Leandro Cuzzolino y Cristian Borruto: “Ya estuve ahí, para la presentación ante la prensa y me hablaron muy bien de la ciudad y del club, así que voy con muchas ganas". Pero su cabeza hoy está en este presente de Selección, con la posibilidad de conseguir el ticket a cuartos de final si el conjunto argentino supera a Ucrania. “Veo al equipo muy bien, fueron casi dos meses de preparación y, después de la victoria en el debut, creo que nos quedamos con la idea de que podemos hacer algo grande, En la Selección todos tenemos el objetivo de llegar lejos y, si podemos, ganar el Mundial. Sabemos que es difícil y que hay otras selecciones favoritas, pero la ilusión no nos la quita nadie”, vuela alto Brandi, corazón plenamente argentino.