Una nueva historia arbitral se incorpora al sitio web de AFA. En esta oportunidad, se trata de Tomás Aybar, árbitro que está dando sus primeros pasos en el arbitraje argentino: “Firmé contrato el 13 de enero de este año y, al mes siguiente, tuve mi debut”.
-¿Cuál fue tu primer partido oficial?
Como asistente, mi primer partido fue Luján – Sarmiento, y como árbitro, en Talleres de Remedios de Escalada - Tigre, ambos partidos de Primera B de Fútbol Femenino.
-¿Qué sensaciones tuviste cuando saliste a la cancha por primera vez?
La verdad, muchas ansias. No veía la hora que empiece el partido, pero también con ganas de disfrutar. Fuimos hablando en el viaje con los otros árbitros con los que compartía la terna y eso me puso aún más ansioso hasta que arrancó: ahí ya me liberé y lo disfruté. Tuve la suerte que mis dos primeros partidos fueron muy lindos y me tocaron compañeros que ya conocía. Eso lo hizo más fácil.
-¿Contabilizaste cuántos partidos llegaste a dirigir antes que comience la cuarentena?
Llegué a dirigir entre 10 y 12 partidos. Encima también tuve la mala suerte que el fin de semana anterior a que se decretara la cuarentena obligatoria llovió mucho y me suspendieron dos veces un viaje a Rosario.
Tomás nació en Alta Gracia, Córdoba, hogar que dejó en 2017 para cumplir su sueño: ser árbitro de fútbol. “Cuando terminé el secundario no sabía qué estudiar. Comencé con la carrera de Ingeniería de Agrimensura, pero me daba cuenta que no era lo mío. En ese entonces, yo jugaba al fútbol y siempre bromeaba con que algún día iba a ser árbitro. Pasó el tiempo y esa broma se convirtió en un sueño hecho realidad”, relata Tomás.
-¿Cómo fue tu carrera en el fútbol?
Jugué muchos años como arquero en Deportivo Norte, equipo de mi ciudad, con el cual logramos un histórico ascenso a la Primera División de la Liga Cordobesa de Fútbol.
-¿Te arrepentís del cambio?
No, no me arrepiento porque encontré una pasión que no sabía que la tenía y que me encanta. Pero de vez en cuando se extraña el entrenar en equipo, o los vestuarios y demás, que en el arbitraje se da, pero de grupos más chicos porque somos tres o a lo sumo cuatro. Pero yo soy un amante del fútbol y lo que quería era vivirlo desde adentro de una cancha, y vi que como jugador no iba a tener esa oportunidad porque me fui a probar a Instituto y no quedé. Entonces, me quedaban dos caminos, el de árbitro o técnico, y gracias a Dios me decidí por el arbitraje, que es algo que amo hacer.
-¿Qué te dijeron tus compañeros cuando decidiste colgar los guantes y seguir tu camino en el arbitraje?
¿La verdad?, no se los conté, se enteraron cuando ya estaba todo listo y ya me estaba yendo a Buenos Aires, pero la mayoría se lo tomó bien y más que de una cargada no pasó.
Aybar dejó su familia en Córdoba y viajó sólo a Buenos Aires. Durante los primeros meses de carrera, vivió sólo en una pensión y está “tratando de llevar la soledad lo mejor que se pueda”.
-¿Qué le dirías a los jóvenes que quieren iniciar esta carrera?
Le diría que lo haga, porque se puede volver difícil el día a día pero con el tiempo te acomodás. Yo tuve la suerte que se me dio ingresar a AFA, pero tuve que pasar por varias cosas que no fueron fácil, pasar solo fechas importantes y no ver a ningún familiar por un largo tiempo. Ahora si uno está convencido que es por ahí y hace lo que quiere con amor y sacrificio, después las cosas llegan solas y se van dando. Hay que luchar por los sueños, porque cuando tenés la suerte de trabajar de lo que te gusta y amas, eso ya deja de ser un trabajo.
-¿Y si tenés que elegír, preferís ser árbitro o asistente?
Árbitro, sin dudas. Me gusta mucho más pero bueno, también es más difícil llegar porque el noventa por ciento apunta a eso y también sé que no sólo depende de mi decisión, sino de los instructores y cómo me vayan viendo.
Tanto a él como a tantos compañeros, la pandemia lo alejó de las canchas justo cuando estaba dando sus primeros pasos en el referato . Y al respecto, para finalizar, aclara: "El esfuerzo siempre tiene su recompensa y tarde o temprano, esa recompensa llega”.