Milagros  comenzó jugando en los potreros de Misiones con sus primos varones. A los 10 entró a Racing y, con un permiso especial, jugó en la Liga masculina donde era la única chica. Después pasó a Huracán, ya en el Femenino, y con el club fue a una prueba para la Selección a Reconquista, Santa Fe, donde la vio Eduardo Sánchez. A partir de esto, la convocaron para entrenar con una Selección, cuando tenía solo 14 años. Un año después tuvo su primer competencia oficial.

 

“No pude quedar en un equipo antes porque era muy chica pero en 2016 me llamaron nuevamente y viajé a Venezuela, con la Selección Sub17 fue mi primer torneo. A partir de ahí este año estuve en el Sub20 de Ecuador, en la Sub17 en San Juan, con la Mayor en Chile y ahora, otra vez en la Sub20, en estos Odesur. Nunca me hubiese imaginado jugar cuatro torneos en un año, y mucho menos ser convocada para la Selección Mayor, algo a lo que si aspiraba de más grande”.

 

“¿Cómo llegué a ser la capitana del equipo? Carlos Borrello empezó a hablar conmigo cuando comenzamos con el entrenamiento en el predio de Ezeiza, y estoy muy agradecida con el cuerpo técnico por tenerme la confianza y por haberme elegido cuando hay muchas chicas en el plantel que podrían serlo”.

 

El 31 de mayo, Milagros cumplió 17 años en el torneo; el mismo día fue expulsada en el partido ante Ecuador. ¿Qué sensación les deja la participación de la Selección en los Juegos Odesur?

 

“Nos queda un sabor amargo, creo que la categoría merecía llevarse algo, se nos escaparon dos partidos en los minutos finales (1–2 con Ecuador y  2-2 con Chile), no supimos aguantarlos y espero que, en este proceso, eso sea un aprendizaje, hicimos un buen papel, siempre intentamos jugar y, porque me tocó ver un partido de afuera, ahí pude ver la garra con que juegan mis compañeras”.