Porque viven "nerviosos". Porque vivieron nerviosos desde el minuto uno de este Mundial. Tanto o más que los propios jugadores. Son su familia. Su sustento. Y ahora tienen su lugar para acompañar a los cracks de Argentina junto al sitio oficial de la AFA.
"Venimos desde el primer partido a ver al equipo. Después del empate con Costa Rica pensamos que se complicaba, pero los muchachos demostraron de qué están hechos", afirma Ana Rosa, progenitora de Nicolás Sarmiento, quien defiende el arco argentino en Colombia. Y se suma al periplo la madre de Alamiro y Constantino Vaporaki, que apoya como buena futbolera de raza: "Somos de Usuahia, y vinimos hasta Punta Arenas (Chile) por tierra, dejamos el auto y fuimos a Santiago de Chile, de ahí a Bogotá y luego a Cali. Estuvimos en la inauguración del campeonato. Tuvimos un día de viaje". Sobre su primera experiencia mundialista, Marcela destaca: "Es muy emocionante y reconfortante, porque todos en nuestro círculo íntimo maman fútbol desde chicos". Si hasta el hermano mayor de los Vaporaki de Selección es también jugador de futsal.
También se acercan a la charla los padres de Damián Stazzone, figurita clave en el álbum de recuerdos mundialistas. "Lo importante es que a ellos les sirva que estemos nosotros apoyando", señalan al unísono Ana y Oscar, y recuerdan el camino de su hijo hacia la gloria: "En una primera instancia, Damián había quedado afuera y fue duro. Pero después Diego (Giustozzi) lo volvió a convocar y decidimos que lo íbamos a acompañar. Estamos orgullosos". ¡Menos mal que te trajo, Damián!
Cómo no estar contentos con este presente. Así como todo el país, que sigue bien de cerca lo que ocurre en Cali. ¡Ah! sí, los familiares lo saben: "Lo que está generando esta Selección en Argentina es impresionante. La difusión que se le está dando al futsal. Gente de afuera se entera de que existe este deporte y el impacto que está dejando la disciplina en el país, y en el mundo, es alusinante". La que toma la palabra es Daniela, mujer de Matías Quevedo (otro de los arqueros), que, con su beba en brazos, no se quería perder de la charla en el lobby del hotel: "Desde que dieron la lista convencí a todos de venir y vale la pena el esfuerzo". Eso sí, aunque haya tenido un cansador viaje junto a su nena y su hijo Franco para ver a su ídolo, asegura que "el que más sufre es el padre, de eso no hay dudas, ja".
Amenas las palabras. Ameno el presente. Porque alentando desde arriba, calentando la tribuna, estuvo su gente, que siempre los protege. Nos sumamos al grito sagrado: ¡Vamos Argentina! ¡Sí, somos campeones del mundo!