“Esto es de mis compañeros, es el fútbol, da revancha. Lo que pasó, pasó”. Carlos Tevez habló sereno, con el desahogo consumado. En la Copa 2011, en Santa Fe, y también después de un partido en el que fue claramente superior al adversario (entonces Uruguay, a la postre campeón), el delantero ejecutó el penal decisivo, falló, y el sueño argentino frenó en cuartos de final. Ayer, después de dos match point (Biglia y Rojo), la rueda volvió a ponerlo en posición de definición. Y Tevez, que había ingresado por el Kun Agüero y había forzado al casi gol en contra de Zapata (salvó Murillo milagrosamente), encontró la redención, con un remate al medio, con convicción. “Mis compañeros tuvieron un partido fantástico, y estoy orgulloso de pertenecer a este equipo. Si nos patearon una sola vez al arco es por algo”, comentó.
Consultado sobre sus chances de titularidad, Carlitos exhibió su espíritu colectivo. “Uno lo disfruta también estando afuera, el equipo juega muy, muy bien. Entonces, cuando a uno le toca entrar, trata de hacer lo mejor posible”, dijo, y obró en consecuencia desde los 12 pasos. ¿Quiénes estuvieron ahí, cara a cara con Ospina, acompañándolo? “Pensé en mi familia, son ellos los que siempre me bancan”, resaltó. También todo el pueblo futbolero argentino.