14/09/2016

Los Vaporaki, goles familiares

Alamiro se ve feliz: el lunes debutó en su segundo Mundial y convirtió el gol que significó la victoria de Argentina, empezando la competencia de la mejor manera, ante Kazajistán, el rival más duro del grupo. En rigor, a Alamiro siempre se lo ve de buen humor, disfruta el momento y todo lo que hace. Y en diálogo con afa.com.ar confiesa: “Estoy contento, era el resultado que queríamos, porque sabíamos que si perdíamos se nos iba a complicar, pero, además, porque pudimos hacer el juego que queríamos, el que habíamos practicado, defendimos muy bien su ataque con arquero adelantado, tanto así que el gol llegó de esa manera”.

 

Y agregó: “La última semana habíamos trabajado pensando en este partido. Diego (Giustozzi) había analizado a Kazajistán y estábamos preparados para su juego. Igual, no pensé que la oportunidad para convertir se me fuera a dar de esa manera, no acostumbro hacer goles desde mitad de cancha, siempre trato de estar cerca del arco”.

 

Alamiro juega otra vez un Mundial: ya había participado en Tailandia 2012, donde también convirtió un gol. La yapa es que, por primera vez, juega la Copa del Mundo junto a su hermano Constantino: “Compartir el Mundial con Kiki es una alegría para los dos, pero sobre todo lo es para la familia. Pese a que le llevo seis años, siempre habíamos jugado juntos en el club, con amigos, o en la calle”. Esa alegría se vio en la tribuna, porque allí estuvo el tercer hermano, Walter, con su mamá, Marcela, alentándolos. “Somos tres hermanos y Kiki es el mejor, es el más habilidoso, es muy bueno, protege muy bien la pelota y resuelve de manera increíble el uno contra uno. Yo soy más finalizador, mi juego es estar arriba y esperar ver si él u otro compañero me habilitan para convertir”. Esta vez, por trabajo, no pudo venir el papá, Constantino, quien nunca falta a la hora del aliento. Justamente él es quien dirige la batuta futbolística de la familia: “Cada vez que volvemos a casa mi papá se ocupa de armarnos partidos: él juega atrás y es impasable; mi hermano Walter también, pone mucho, y distribuye bien la pelota; Kiki es el habilidoso y yo el que hace los goles. Así es el equipo de los Vaporaki”.