22/02/2017

Una camiseta para sentir y pensar

Los chicos de la Sub 20 tuvieron su oportunidad y, aunque costó, clasificaron al Mundial de Corea del Sur. Porque el fútbol es apasionante, y ellos son los portadores de la camiseta argentina. Ellos cumplen el sueño de todo chico que juega en cada rincón del país. Pero cuidado, porque este deporte también es cruel, ya que si la pelota no supera la línea de meta, todo lo trabajado queda de lado. "Este plantel lo merecía, no todos saben lo que se hizo en tan poco tiempo", señala Diego Romagnoli, quien ayudó a la delegación albiceleste a través de su labor como encargado del coaching. Es que, al fin y al cabo, el objetivo se logró. Él, acompañando al grupo desde el minuto cero, también formó parte de la gesta...


¿En qué consiste la tarea de coaching dentro del fútbol?


- Básicamente, el proceso de coaching dentro de lo que fue el Sudamericano se basó en asistir al grupo de personas que formaban parte del equipo para cumplir los objetivos. Se trabajó tanto a nivel personal como a nivel grupal, porque se abre el juego, ya que lo importante es intentar maximizar el desempeño individual y colectivo. El método es el diálogo, y se trata de hablar con todos los jugadores y también con el cuerpo técnico. Ver qué les pasa y cómo poder ayudar a superar el estrés, el cansancio, las presiones...


Todo humano conlleva un mundo inherente a su propio ser. Entonces, ¿se cambia el foco según con quién se esté hablando?


- El foco no lo defino nunca yo. El foco lo definen las personas y los equipos. Mi tarea es la de encauzar al grupo, ordenar las ideas para que se luche por un objetivo común. Más allá de los deseos particulares, que lógicamente están latentes. Y es el hecho de no definir cómo conversar con cada individuo, o grupo, el que te permite trabajar con jugadores, técnicos, médicos, periodistas o cualquier tipo de profesional. Es que, ante todo, somos personas.


Y en un seleccionado, ¿es vital el fomentar objetivos comunes?


- Sin dudas. Hay que acordar para que un equipo tenga un sentido de pertenencia que le permita llegar a cumplir sus metas. A partir de esa unión se generan los éxitos. Se va desde el plano personal al general. Se trabaja en acciones concretas que lleven al grupo a acercarse a esos objetivos. Yo escuché de los chicos, y también de los adultos, términos como los de estrés o angustia, y lo que uno intenta es desmenuzar esos juicios y declaraciones para saber qué significa para cada uno cada término. A partir de ahí, la labor consiste en generar emociones que permitan superar esos obstáculos y colaborar entre todos. La parte didáctica también es clave para lograrlo.


¿Qué grado de influencia considerás que tiene tu trabajo sobre el equipo? ¿Difieren mucho las respuestas observadas en cada individuo?


- En base a mi manera de trabajar, para correrme de un lugar de ego y de protagonismo, siempre hago que los resultados no sean medibles por mí mismo como observador. Yo prefiero medirlo con los logros que se obtienen. Me pregunto, ¿trabajé para un equipo comprometido? Sí, entonces es medible, pero a partir de las declaraciones de los actores principales, que son los jugadores y el conjunto de la delegación. Sobre todo, la labor consiste en que todos apoyen desde el lugar que les toque estar. Si eso se consiguió, entonces, de alguna manera, y por el escaso tiempo de trabajo, creo que se logró el objetivo. ¿Cuántas premisas se cumplieron? Las principales; estaban grabadas en una pizarra que acompañó todo el tiempo a la delegación. Después, cada individuo sabe si cumplió o no con su propósito personal.



Al ver que, finalmente y después de tanto sufrimiento, la clasificación de Argentina al Mundial sucedió, ¿cuáles fueron tus sensaciones?


- Personalmente fue una emoción inigualable, por el contexto, por la experiencia de transitar la Selección Nacional, por liderar el espacio de las emociones. La alegría de los chicos y del cuerpo técnico valió como desahogo por todo lo trabajado. Profesionalmente fue fabuloso, porque fue una manera de plasmar lo que era mi tarea también en resultados concretos. Si no hubiéramos clasificado no hubiera tenido trascendencia. Aunque yo ya estaba feliz por ver que mi laburo había sido efectivo con los chicos.


Y en definitiva, de eso se trata. Aportar, sumar y dejar una enseñanza para los pibes, que son el futuro de la Selección. Diego Romagnoli, encargado del coaching de este plantel que jugará en Corea 2017 y con pasado en instituciones como Platense, Argentinos Juniors, Talleres de Remedios de Escalada y diferentes empresas ligadas a otras áreas, tuvo su premio. Ahora, ¡a seguir trabajando! Porque aún queda mucho camino por recorrer...