No existe deporte más federal en nuestro país. El fútbol se practica en cada rincón de la Argentina; en cada lugar donde haya un chico con una pelota en los pies, este hermoso deporte riega una nueva esperanza para el futuro. Así como sucede todos los días en diferentes ciudades de nuestro suelo, los juveniles que van a jugar con la Celeste y Blanca en Chile, dieron sus primeros pasos con la redonda en su casa. Claro, el lugar donde nacieron y empezaron a sentir ese amor por la pelota.
De los 23, 13 son futbolistas de distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Por ejemplo, Nehuén Pérez, defensor de Argentinos, es oriundo de William Morris, una localidad del partido de Hurlingham. O sino lo tenemos al zurdo, de River, Benjamín Rollheiser, que proviene de Coronel Suárez, lugar que lleva el nombre de su fundador, bisabuelo del gran escritor Jorge Luis Borges.
El camino de los chicos de la Sub 17 continúa por las rutas argentinas. En Monte Caseros, ciudad correntina, vio la luz Agustín Obando, un exquisito delantero Xeneize. Cerquita del punta, un arquero de las Inferiores de Rosario Central dio sus primeros pasos: él es Mauri Maslovski, de Posadas, Misiones. El grupo lo completan tres representantes de Córdoba y otro trío de Santa Fe, dos provincias super futboleras en nuestro país.
Manuel Roffo, portero de Boca, es de Teodelina, localidad situada a poco más de 370 de la capital santafesina. El 9 de la Selección es de Rafaela: Facundo Colidio, una de las esperanzas anotadoras del conjunto nacional. Por último está Joan Mazzaco, jugador del Canalla, que surgió en Díaz, un lugar que tiene poco más de 2.000 habitantes. Con acento cordobés, dicen presente Valentín Barbero, Pirata de Belgrano, y que nació en La Carlota. También está Rodrigo Scagliarini, de Newell´s, y oriundo de Las Perdices. ¿El último? Julián Carranza, goleador de Banfield, y que proviene de Oncativo. ¿Hay más? Por primera vez en la historia de las selecciones juveniles, dos puntanos son parte del plantel. Elías López, de River, y Rodrigo Cavallera, de San Lorenzo, serán el orgullo de San Luis en tierra chilena.
Los chicos están unidos. Formaron un gran grupo, sin importar de donde salieron. Los une un sólo objetivo. Dejar en lo más alto a la bandera nacional.