27/11/2015

Amor por Rosario e ilusión en Costa Rica

El 26 de agosto de 2005 "será recordado por siempre". ¿Por qué? Un hecho especial se produjo en Rosario, Santa Fe. Precisamente, en el Gigante de Arroyito. Aunque la pregunta debería tomar otro rumbo y mutar a un ¿para quién? Para un adolescente que jugaba en Rosario Central y tuvo su gran oportunidad: Andrés Imperiale debutaba en Primera. Ah, claro, antes hubo un buen camino en las inferiores del Canalla que transformaron al original volante central en zaguero, obra de sus cualidades físicas. Y así comenzó su historia con el fútbol, en el club de sus amores...


Imperiale define al fútbol como "un sueño que tuve desde que era chiquito". Sueño cumplido gracias al esfuerzo que imponía un semillero de talentos como Central. Pero, más alla de delinear una proeza con su camiseta predilecta, Andrés debió mudarse a San Martín de Tucumán, aunque fue una estadía efímera. Luego, empezaron los viajes, siendo el primero a Bolivia: "No tenía demasiado lugar en Central, así que tuve una oferta de Oriente Petrolero y la acepté, para mejorar mi juego". Período de grandes experiencias en Santa Cruz de la Sierra, forjó una defensa entrañable en el argentino, que se ganó la titularidad y hasta tuvo que armar valijas para volar mucho más lejos. ¿A dónde? A Chipre.


Sí, un nuevo capítulo se habría paso en la vida de Imperiale, que lo vistió con el verdiblanco del Aris Limassol. "Momento clave para mi carrera, porque estaba en territorio completamente desconocido. Lógicamente, me empapé de nuevas costumbres, aprendí idiomas y pasé un año maravilloso", afirma el protagonista.


Y cuando parecía que se asentaba, no... la pelota seguiría en moviemiento para el rosarino, así como su vida. La Universidad de Concepción de Chile fue su nuevo destino, de vuelta en Sudamérica. "Fueron tres años espectaculares, en un club que me brindó absolutamente todo y un país que me otorgó hasta la oportunidad de ser padre", confía emocionado Imperiale. Y ése fue su gran hito, sin dudas, el giro de este viajero.


Ahora bien, que siguió haciendo maletas, siguió, pero dentro del mismo continente. Esta vez, se mudó a centroamérica, precisamente a la institución más importante de la región: Saprissa. Última parada, por ahora, de esta nave que nos traslada hasta la actualidad. "Estoy muy agradecido y a la vez sorprendido por la repercusión que tiene el equipo en todo Costa Rica", comenta Andrés. ¿Y si hablamos de sueños? "Ya cumplí el de jugar para el equipo del que soy fanático, y fue el día más importante de mi carrera", sentencia el defensor, ahondando sobre aquel 26 de agosto de 2005, claro, y agrega: "Estoy satisfecho, porque a mis 29 años pude conocer culturas, muy buena gente y formar una familia con el fútbol como compañía, cosas que sin este deporte no hubiera conocido". Fiel amigo de la número 5, Andrés Imperiale, en el fondo, sabe bien que todavía tiene mucha tela para cortar...