“Soy muy familiera, me encanta ir a mi ciudad, correr en la playa y nadar en el río. En mis ratos libres voy al gimnasio, escucho música y estoy con mis amigos. También soy muy competitiva, no me gusta perder ni al tatetí, je”. Así se presenta Yael Oviedo, 23 años, oriunda de Concordia, Entre Ríos. Con 121 goles jugando para Boca, la delantera de la Selección nos cuenta cómo sus inicios estuvieron ligados al mundo masculino: “Empecé a jugar a los cinco años con unos amigos del barrio. Luego, a los siete, pasé a un club de fútbol con varones, siendo yo la única mujer”.
En el fútbol femenino tuvo que recorrer un largo camino para poder a ocupar el lugar que tiene hoy, ser una pieza fundamental en el ataque de la Selección. “Decidí dejar mi ciudad con mi papá para venir a Buenos Aires y así poder probarme en Boca, porque somos hinchas de ese club”, remarca. Y si bien sabe que tuvo que dar ese gran paso para poder crecer, no deja de admitir que la distancia no le fue fácil de llevar: “Los primeros tres meses me la pasé llorando porque extrañaba mucho a mi familia, a mis amigos y a todas las cosas que tenía en mi ciudad, pero sabía que era para hacer lo que más me gustaba”.
Yael nunca dejó de soñar con poder disfrutar de aquello que tanto ama y la recompensa fue enorme, ya que llegó a la Selección Argentina: “Fue en 2010 y la sensación es inexplicable, cada vez que me convocan voy a entrenar con mucha felicidad porque recuerdo cómo empezó todo y hasta dónde llegué”.