12/09/2015

El 7 les dio récord

Historia de llantos y alegrías. Historia de festejos y recriminaciones. Historia de Avellaneda... del Clásico de Avellaneda. Y en este caso, hablamos de gritos sagrados, porque hay dos marcas que rompen cualquier barrera en los libros de fútbol. Se trata de dos goleadas separadas por 300 metros y unidas por la misma pasión. La primera, de Racing a Independiente, allá por 1931...
 
Corría el mes de septiembre, en épocas donde el deporte de la pelota comenzaba a hacerse sentir, y los dos enemigos eternos de la ciudad se medían en cancha de la Academia por la 18° fecha del torneo. Hasta ese momento, el registro era parejo: ocho victorias para cada uno y dos empates. Claro, expediente correspondiente al amateurismo, porque en 1931 inició la época profesional. El dato enaltece, entonces, al primer clásico de la era elitista, en donde Racing se impuso con un 7-4 que llenó de goles la tarde y quedó guardado en las páginas del fútbol argentino. Sí, porque ningún clásico pudo superar ese récord hasta el momento. Pero hay más curiosidades, ya que siete de aquellos 11 tantos se convirtieron en un lapso de 16 minutos (entre los 14' y los 30' de la primera parte), en un encuentro gobernado por Vicente Del Giúdice, quien agitó la red rival tres veces para delinear el triunfo de la Academia.
 
Con el recuerdo intacto de aquel 7-4, llegarían tiempos de revancha para el Rojo. Y fue otro récord histórico, nueve años más tarde, el que sirvió para forjar un desquite endiablado...
 
Situados, por tanto, en 1940, específicamente en la jornada 27 del Campeonato Argentino, y con un Independiente que venía metiendo miedo tras su bicampeonato de 1938 y 1939, se celebró un nuevo clásico. Esta vez, fue la Doble Visera la cancha que atestiguó una viva imagen del equipo encabezado por Arsenio Erico en acción. Y fue Leguizamón el encargado de la apertura para una fiesta colorada, sobre el epílogo del primer tiempo. Luego vinieron los goles de Erico, Zorrilla y De la Mata. Nombres que asustarían a cualquier defensa y fueron verdugos de una jornada nefasta para el pueblo académico. Porque hubo tres gritos más que tiñieron de emoción una velada fantástica para Independiente, conquistados por héroes de la historia roja que repitieron la hazaña de marcarle a su máximo rival: Erico, Zorrilla y De la Mata. Pitido final y 7-0, resultado más abultado entre dos grandes del fútbol nacional. Revancha diabólica de un vecino a otro, en una competencia maravillosa. 
 
Así, con dos sietes que llenaron de goce las barrigas de los fanáticos, se escribe una de las curiosas páginas del Clásico de Avellaneda. Rivalidad enemiga y, a la vez, muy necesaria, con el respeto como protagonista. Esa contradictoria cuestión que sólo puede entender un hincha de Racing y uno de Independiente.