
Julio Chiarini (River): tuvo una noche impecable frente a Vélez. La ganó un mano a mano a Toledo, tapó a puro reflejo un cabezazo de Vázquez y fue el dueño de su área en cada pelota aérea. Garantía del uno en los momentos más críticos del desarrollo.
Julio Bufarini (San Lorenzo): mostró su solvencia habitual. Sin dudas, el lateral derecho más destacado de la temporada. Entrega, ida y vuelta incansable, generosidad para recuperar y también para jugar.
Abel Masuero (Nueva Chicago): fue una columna en el fondo del Torito en Junín. Firme de arriba y de abajo, el equipo creció a partir de su solvencia y pudo abrochar un triunfo vital para mantenerse con vida en Primera.
Luciano Lollo (Racing) mostró oficio y categoría para desbaratar cada intento del atribulado Crucero del Norte. Está recuperando su mejor nivel, y esa es una gran noticia para el futuro de la Academia.
Luciano Monzón (Boca) vivió la tarde soñada: jugó un partido sin fisuras y se dio el gusto de señalar el gol del campeonato. Una pequeña revancha personal para un futbolista que fue severamente cuestionado en parte de la temporada.
Mauricio Sperduti (Colón) redondeó su actuación soberbia con un golazo de media distancia. Dinámica constante y determinación para explotar los espacios en el contraataque fueron sus principales virtudes en el partido que le garantizó al sabalero la continuidad en Primera.
Adrián Cubas (Boca) es un volante de contención con un gigantesco futuro. Un chiquilín -de edad y de contextura- con una admirable capacidad para extirparle la pelota a los contrarios sin cometer infracciones. Ante Tigre jugó un partido casi perfecto.
Jorge Velázquez (Belgrano) exhibió el plus que los entrenadores les reclaman a los volantes modernos: pisar el área para causar daño. Dos goles para sellar la victoria ante Estudiantes, mucha actitud para desdoblarse en defensa y ataque por la izquierda, lucidez y oportunismo para ocupar los espacios.
Oscar Romero (Racing) destiló jerarquía en la victoria frente a Crucero del Norte. Volvió a demostrar que el traje de conductor le queda a medida y que lo puede lucir con brillantez. Tiene el mapa del partido en la cabeza y, generalmente, elige la opción de pase más adecuada. Un enganche picante y profundo.
Diego Milito (Racing) y la vigencia de un delantero integral, capaz de convertir dos goles, pero también de ser un lúcido engranaje en la circulación ofensiva del equipo. Conmovedora la ovación que su hinchada le regaló en el minuto 22, en homenaje al número que utiliza en su camiseta.
Claudio Bieler (Quilmes) volvió a facturar por duplicado. El primer gol frente a Huracán, con sombrero incluido, fue una joyita. Y en el segundo desempolvó su tradicional maestría para ejecutar penales. Con 14 conquistas, es el escolta de Marco Ruben en la tabla de artilleros, junto a Leandro Fernández, de Godoy Cruz.
Rodolfo Arruabarrena (Boca) logró el primer título de su carrera como entrenador. Supo surfear las dificultades de una temporada muy complicada, en la que se encadenaron la presión por los cuatro años sin títulos, la eliminación en la Libertadores frente a River y las esquirlas de un año político. Armó un equipo que intentó ser protagonista en todas las canchas y que se consagró una fecha antes y con 6 puntos de ventaja.