07/12/2017

La despedida de un referente

 

Líder. Caudillo. Referente. Icono. Adjetivos que sriven para describir a Oscar Ruggeri, uno de los jugadores argentinos más ganadores de la historia. Defensor aguerrido y temperamental, vistió distintas camisetas durante su carrera, y con todas ellas se destacó y consiguió importantes títulos. Con la Selección Argentina disputó 98 encuentros, y ganó cuatro títulos: el Mundial de México 1986, dos Copas América (Chile 1991 y Ecuador 1993), y la Copa Rey Fahd (actualmente denominada Copa Confederaciones).

 

Inició su carrera futbolística en Boca, donde rápidamente se destacó por su firmeza y seguridad en la última línea.  Un año después de su debut, bajo la dirección técnica de Silvio Marzolini, se consagró campeón del Metropolitano de 1981. Años más tarde, en 1985, pasó a River, donde también sobresalió y consiguió importantes títulos: el torneo local, la Copa Libertadores, la Copa Intercontinental e Interamericana.

 

En 1986, con la camiseta de Argentina, conquistó el Mundial de México. Durante el certamen, se transformó en un pilar fundamental del equipo dirigido por Carlos Salvador Bilardo. En el debut, ante Corea del Sur, convirtió un tanto de cabeza, otra de sus tantas virtudes. Además, con el conjunto nacional obtuvo el subcampeonato del mundo en 1990, fue bicampeón de la Copa América y fue el capitán del equipo que estuvo 33 partidos invictos, conquistando durante este período la Copa Rey Fahd. En total, entre 1983 y 1994, disputó 98 encuentros con la Celeste y Blanca, donde convirtió ocho tantos. Un verdadero emblema de la Selección.

 

 

 

 

Su primera experiencia en el fútbol del exterior la tuvo en el Logroñés de España, en 1988, pero rápidamente pasó al Real Madrid, donde fue campeón de la Liga. Más tarde defendió las camisetas de Vélez Sarsfield, Ancona de Italia, América de México, San Lorenzo de Almagro (donde ganó el torneo Clausura de 1995, su último título) y Lanús, club en el que se retiró.

 

Aquel 7 de diciembre de 1997, disputó el último partido de su carrera ante Estudiantes. A los diez minutos del encuentro, convirtió un tanto de penal, el único que pateó en su carrera, luego de que la gente coreara sus nombre en las tribunas, pidiendo que él se encargue de la ejecución. Inmediatamente solicitó el cambio: luego de saludar a sus compañeros y rivales, se retiró de la cancha ovacionado por todo el estadio.

 

A 20 años de aquel simbólico momento, el recuerdo de el 'Cabezón' continúa vigente en la memoria y el corazón de todos los argentinos futboleros. Un referente que supo defender con gallardía la Celeste y Blanca . Un emblema que nunca, pero nunca, olvidaremos.