Bienvenidos a una nueva historia embanderada en celeste y blanco. Bienvenidos, pues, a un inesperado giro en la vida de un futbolista nacido en cemento porteño y criado en césped de Ascenso. Bienvenidos al camino de Hernán Zazas Sánchez, talento argentino cuyo despliegue ya cruzó el océano...
El primer capítulo de esta hoja de ruta encuentra a un chico de seis años enojado. Sí, y testarudo por la intencionalidad de Jorge, su padre. ¿Qué le pide? Una foto, pero no una común y corriente. Él pretende marcar la diferencia. Bah, simplemente, ilustrar la calidad goleadora y distintiva de su hijo en una postal para el recuerdo. ¿Cómo es la pose? Con pelota al pie. No, no la típica imagen bajo la suela, sino dormida en el empeine. Así, "cuando seas grande y la gente vea esta foto va a pensar 'este pibe era crack de chiquito', porque dormir la pelota no lo hace cualquiera". Excusa aceptada, aunque entre broncas, por Hernán, el delantero top del club de baby-fútbol 1° de Mayo. Esa misma institución emplazada en Wilde por la que pasaron figuras como la del arquero Damián Albil o la de un tal Sergio Agüero.
Y este florecer junto a la pelota en la ciudad de Avellaneda tiene (tuvo) un claro referente: lógico, Jorge Zazas, amante del deporte popular e incentivador absoluto de la llama futbolera del pequeño Hernán. Fuego que deriva en un segundo capítulo: el abandono del cemento, tras toda una infancia en 1° de Mayo, para incursionar en el césped grande. Prueba en Comunicaciones superada con éxito: "Estuve dos años, 2009 y 2010, y después me fui porque el progreso ameritaba cambiarme de colegio, y yo no quería". Razones que depositan al, ahora, volante central en Villa Crespo, para desmpeñarse en Atlanta. Aunque por poco tiempo, ya que, cambiante como el hilo conductor de una vida adolescente, la carrera del mediocampista arma valijas, dando lugar a una nueva etapa...
Tercer capítulo con vaivenes, tanto en lo deportivo como en lo emocional, que empieza con un viaje al Interior del país, específicamente a Entre Ríos, para transitar un efímero paso por Achirense: "Jugué en el club el torneo Federal B, pero volví a Buenos Aires porque quería apostar todo acá". Así, con ferviente pasión, Hernán deja atrás un ofrecimiento de sueldo y departamento, del cual el tiempo lo hará arrepentirse fruto de "mi inexperiencia", pero que termina en una nueva oportunidad. Y se da en el momento justo: "Con 18 años, empecé a jugar para Excursionistas, donde crecí muchísimo", confiesa el protagonista. Pero, como en todo relato, aparecen las líneas oscuras de la historia. Se trata de dos lesiones graves, una en cada año sobre el pasto del club del Bajo Belgrano, que ameritan la desaparición momentánea del apellido Zazas de la plantilla verde. Todo esto, claro, genera desazón en el jugador, y, por el contrario, fuerza apoyada en su familia. "Gracias a ellos, que siempre me acompañaron, me hice una promesa a mí mismo". ¿Cuál? "Si supero las operaciones y vuelvo a mi nivel, no me para nadie", reafirma ahora el muchacho que, también, aprende a ocupar la zaga central. ¿Superará con creces las lesiones? Miren...
Llegamos al cuarto capítulo. Último, por ahora. Y el epílogo está plagado de agua, que se ve desde arriba. Sí, porque el joven de 21 años se mete en su primer avión, dejando atrás el fútbol argentino y agradecido de su avance en Excursio, Comu y el Ascenso federal. Hombre con bandera criolla y pasaporte europeo, tiene su oferta desde Chipre, la cual acepta inmediatamente. Primero, camina en el Digenis, de Segunda División. Luego, trota en el Ormidia, de Tercera. Y culmina en el Aspis Pyla, de Cuarta División, donde su carrera empieza a correr. "Aquí se me da mucho protagonismo, porque el simple hecho de ser argentino hace que el DT espere más de mí", asegura Zazas. ¿Cómo es eso? "Claro, saben que tácticamente estamos mejor entrenados y conocen nuestro estilo. Gusta, pero también genera mayores expectativas en un público fervoroso, tanto o más que el nuestro", ahonda el polifuncional jugador, que con su libro de experiencias completa esta edición de "la patria grande".
Para firmar el cierre, el gestor de la obra entusiasma: "Esto recién arranca; los sueños se van renovando y los objetivos cada vez son más altos". Así, da vuelta la página final, pero en la contratapa avisa: "Quiero triunfar en Europa". Pues bien, porque un quinto capítulo tiene mucha tinta disponible para guardar nuevos instantes de esta joven promesa. Tu turno, Hernán.