Son esos partidos inolvidables. Jornadas únicas para un futbolista. Y sobre todo para ellos, los distintos, los que tienen el gol entre ceja y ceja. Convertir por triplicado en un partido es sinónimo de llevarse la pelota. Así es el código futbolero en Europa y que, paso a paso, va llegando a nuestro país. Y en el presente campeonato, hubo varios que llegaron a su casa con la redonda bajo el brazo…
El último caso tiene nombre y apellido. Lucas Alario, clave en las instancias finales de la Libertadores para River (único jugador en la historia que anotó en semifinales y en la final), se despachó con tres poemas en el encuentro contra Nueva Chicago. La ubicación en el área, su olfato goleador y su técnica para definir fueron las armas del punta para anotar en un lapso de 17 minutos. Fue una ráfaga furiosa, donde el ex Colón demostró que llegó a Núñez para ser estrella.
Pero el triplete del Millonario no fue el único en el torneo, claro. Hubo otros actores que, como el tiburón, vieron sangre en el arco rival y fueron con todo por su presa. En el inicio del torneo, Marco Ruben fue el némesis bahiense para Olimpo: en el triunfo 3-1 de Rosario Central, el top scorer del torneo con 15 tantos, facturó para darle el triunfo al equipo de Coudet. Otro que clavó un triple fue Ramón Ábila. Wanchope tuvo su tarde de gloria en el Ducó y dejó más colorado que nunca al Bicho (4-0). Para completar este trío goleador, les presentamos a un Tatengue que deslumbró a todos en este campeonato: un tal Triverio fue el hombre de la noche en el duelo contra Quilmes por la décima fecha. Tres goles, uno de ellos de penal, para la victoria de Unión (3-1) al Cervecero en el Centenario.
¿Hay más? Como cada regla tiene su excepción, dos goleadores fueron por más. O sea, no se quedaron contentos con haber anotado tres veces, sino que le sumaron un plus a su cuota goleadora. Contra Atlético Rafaela, Fernando fue más Cavegol que nunca: gritó cuatro veces en el Monumental para el delirio de todos los hinchas de La Banda. En ese encuentro, anotó un tercio de los goles que convirtió en el torneo (se fue del club con 11 tantos).
El espejo de Cavenaghi fue Lucas Melano. Con Lanús (hoy juega en el fútbol de Estados Unidos), el delantero desplegó su arsenal en Mendoza: le hizo cuatro a Godoy Cruz en 33 minutos de juego, ya que el primero lo festejó a los 38 del primer tiempo y puso la estocada final a los 26 de la segunda etapa. Una máquina, el rubio.
Seis nombres. Seis goleadores que vivieron su noche mágica en el torneo de los 30. Cuatro de ellos se ubican en el top ten de goleadores jugadas 23 fechas. ¿Habrá alguno que se sume a esta banda de tripleros?