05/01/2017

Un campeón a flor de piel

Pasaron poco más de 15 días desde la vuelta olímpica, su vuelta olímpica y la de sus compañeros, que empiezan a forjar una nueva camada auspiciosa para el futsal, como para empezar a blindarles las espaldas nada menos que a la Selección Mayor campeona del mundo. Transcurrieron dos semanas, sí, pero en su mente continúan revoloteando, vívidos, cada uno de los partidos, de los momentos, de los recuerdos de la gloriosa estadía en Uruguay. "Son muchas cosas que se me cruzan por la cabeza después del logro conseguido. Desde la llegada en el barco, hasta que festejamos con la Copa. Recuerdo cada día con mucha alegría, los compañeros se volvieron una gran familia para mí, más todavía Nahuel Bontempo y Lucas Flores, con los que compartí la habitación. El plantel se mereció el título, por la humildad y sacrificio en los partidos y en los entrenamientos. Fue una experiencia muy linda y siempre estará grabada en el corazón, en mi vida, y también en mi piel".

 

Lo de Kevin Arrieta es literal. "No quise esperar y me tatué la Copa en cuanto pude para poder llevar el título a todos lados. Este es mi primer tatuaje: lo decidí volviendo de Uruguay, lo hablamos con los compañeros. Llegué a mi casa y saqué turno con el tatuador. Estoy muy contento. Es mi manera de seguir festejando", detalla el ala anotador, de tránsito por 17 de agosto y Racing. Así, el verano lo encuentra exhibiendo el hito en su joven carrera, que coronó además transformándose en el goleador del campeón, con 6 tantos.  "Es un orgullo, gracias a la gente que me apoyó, el cuerpo técnico y los compañeros. Me propuse ir a Uruguay a dar todo, salir campeón y hacer la mayor cantidad de goles posible para ayudar al equipo. Representa mucho para mí. Yo soy un pibe de barrio, y cuando llegué a mi casa todos los vecinos venían a felicitarme", cuenta el rebote que generó el título.  

 

Kevin supo jugar en cancha de 11 (Racing, Argentinos y Defensa y Justicia), pero es parte del mundo del futsal "desde chico. Estuve en Sportivo Barracas hasta Sexta División, después hice dos años de Quinta en San Lorenzo y no competí por dos años". En 2015 volvió al parquet en 17 de Agosto y luego recaló en Racing.  Pero la que ya es parte de su cuerpo es la Selección. "Diego Giustozzi y su cuerpo técnico me dejaron un montón, me enseñaron todo. Me falta crecer e incorporar muchas cosas y me encantaría seguir aprendiendo. Tengo como meta pertenecer a la Selección Mayor en algún momento. Soñar no cuesta nada, ¿no? Compartir el plantel con los jugadores que la integran es algo que no olvidaría jamás", vuela más alto Arrieta. ¿Y si el sueño se cumple en el horizonte y llega con un título como ocurrió en el Sub 20? "Si la suerte me llega a acompañar, me convocan y llego a ganar un título en la Mayor, el tatuaje va en el pecho. Es lo primero que se me ocurre", avisa. Agujas: preparadas, listas...