Contra nacida en pies de Fernando Tobio, que derivó en un pase efectivo para Sebastián Palacios. El delantero eliminó la marca de Eder Balanta aprovechando su velocidad y centró para que la figura de Carlos Tevez aparezca en escena. Dominio achicado por el verde brillante de Marcelo Barovero, cuyas piernas diluyeron el amague del Apache, pero dieron rebote. Ése que tomó Marcelo Nicolás Lodeiro para romper el arco de River. Ése que le dio un triunfo a Boca en el Monumental, y firmado con sangre uruguaya. Claro, como los otros 32 goles charrúas que se festejaron en la historia superclásica...
El primero de ellos, en tanto, tuvo a Severino Varela como protagonista. Y hay que remontarse al 16 de mayo de 1943 para recordarlo, en aquel 3-1 de River en donde el ídolo de Boca fue autor del descuento. Actor principal de una saga de gritos celestes. De la primera saga en realidad, ya que de allí en adelante metió cuatro tantos más, divididos entre el '43 y el '44. Presencia absoluta para un crack que cruzó el Río de la Plata e hizo historia en el duelo más atrayente de la tierra criolla.
Tuvieron que pasar 21 años para que otro vecino llame a la puerta del gol en el clásico por excelencia del fútbol argentino. Fue Luis Alberto Cubilla el riverplatense que tuvo ese honor, un 4 de julio de 1965 en un 1-2 de su equipo contra el de La Ribera. Tres festejos millonarios, además, se superpusieron al del defensor: Roberto Matosas (1968) y Juan Ramón Carrasco, por duplicado y en el 5-2 de River del Metropolitano de 1980.
Corte en el dominio ejercido por los uruguayos que militaban en River el de Ariel Krasouski, que en el Metropolitano 1984 marcó el gol de Boca para el 1-1 de la fecha 13. Y fue en el mismo campeonato que sobresalió Enzo Francescoli, haciendo su glorioso debut en la primera plana del Superclásico. No una, sino dos veces le convirtió el artillero nacido en Montevideo y alabado en Núñez a su contrincante predilecto. Pero ese fue sólo el comienzo, ya que, pasando por tres goles de Antonio Alzamendi (River), dos de Rubén Fernando Da Silva (Boca) y otros dos de Sergio Daniel Martínez (Boca), el eterno héroe millonario volvió a estampar tres postales más de su pelota en el fondo de la red. Pelota en la que dejó marcada su impronta, porque Enzo realizó el viaje más largo en el tiempo para este clásico mundial: el primer gol lo hizo en 1984 y el último, en 1995. 11 años que dejaron sin aliento a los hinchas de River. Un libro de fútbol que también llena Severino Varela, el otro máximo anotador, ambos con cinco conquistas.
Claro que la lista sigue, con el recordado penal de Gabriel Cedrés, para aportar a la victoria auriazul de 1996, o el nucazo de Hugo Romeo Guerra, hito de aquel mismo encuentro que le dio el 3-2 a Boca en la sexta fecha del Torneo Apertura. Nueva presencia goleadora de Cedrés en el Clausura '97, un certamen dominado por la garra charrúa que soltó tres gritos xeneizes (los otros dos de Sergio Manteca Martínez) en el 3-3 frente al Millo del 23 de marzo.
La historia se completa en la actualidad, ya que hubo 11 años de sequía para Uruguay en el Superclásico... Hasta que un Loco rompió esa barrera. Sí, Sebastián Abreu también inmortalizó su insignia en este enfrentamiento (2008). Cuatro temporadas más tarde, los nombres de Rodrigo Mora y Santiago Silva sirvieron para titular el 2-2 del Torneo Inicial. Pero Silva no se quedaría con las ganas de marcar uno más, al año siguiente en un 1-1 en la Bombonera.
Y el pasaje en esta máquina del tiempo nos lleva directamente a nuestro año calendario. El 2015 recibió dos nuevos gritos sagrados con tinte uruguayo: Carlos Sánchez, para decretar el triunfo de River por 1 a 0 en la Libertadores y, obvio, el de Lodeiro. Este último que cierra la lista. Por ahora...
Es que desde Uruguay viajan muchos talentos. Esos que llenan de curiosidad a uno de los partidos más imponentes del fútbol planetario. El Superclásico, definitivamente, une culturas.