Con la lluvia como protagonista de la historia final, River y Tigres jugaron una primera parte discreta. El equipo de Gallardo fue el que más intentó, tuvo el control de la pelota e itentó buscar a Cavenaghi. Los mexicanos tuvieron un par de ataques que incomodaron a la defensa Millonaria, pero por errores propios no inquietaron a Barovero. Cuando parecía que el primer tiempo se iba sin goles, una jugada personal de Vangioni fue la clave: se sacó a un jugador de encima y metió una centro-pase perfecto para que Alario la desvíe al gol.
La segunda parte fue toda del Millonario. Sin pasar sobresaltos, el penal que Carlos Sánchez cambió por gol definió el partido. Y Funes Mori le puso la frutilla al postre más dulce para River en los últimos 19 años. Todo quedó atrás. Los malos momentos son parte de la historia. Ahora, llegó el tiempo de volver a gritar campeón de América.
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Estadística: DataFactory