Silvio Marzolini dejó una huella imborrable en Boca, de esas que perduran con el paso del tiempo. Ubicado en el lateral izquierdo, marcó una época en el club, donde estuvo por más de una década. Enorme personalidad, criterio a la hora de manejar el balón y una férrea marca, sus principales características.
Tras iniciarse en Ferro, hizo su debut ante Estudiantes de La Plata en 1960. Allí comenzó un camino que duraría por los próximos doce años, ya que siempre eligió permanecer en Boca, donde ganó cinco torneos locales y una Copa Argentina.
Una vez retirado, dirigió al club en 1981, en el histórico Boca que se quedó con el Metropolitano de aquel año, que contaba entre sus filas Diego Armando Maradona. Además, en diciembre del 2015 se inauguró una estatua de su figura en el ‘Museo de la Pasión Boquense’.
En cuanto a la Selección Argentina, disputó el Mundial de Chile en 1962 y, cuatro años después, el de Inglaterra.
El recuerdo de Marzolini será eterno. Hoy nos dejó uno de los mejores laterales izquierdos de nuestra historia. Hasta siempre, Silvio.