Hasta el último suspiro tuvo que esperar el club de Boedo. Es que después del empate en el Bajo Flores frente a Banfield, una igualdad en San Juan entre San Martín y Godoy Cruz lo sacaba por la lucha definitiva por el título. Pero eso no sucedió y, una vez más, San Lorenzo será protagonista de una nueva final.
Con números que demuestran su alta eficacia en el desarrollo de las 16 fechas, logró casi el 71% de los puntos en juego, producto de 10 triunfos y cuatro empates. Para los dirigídos por Guede, el certamen se dividió en dos: en las primeras ocho jornadas sólo triunfó en tres ocasiones y perdió dos juegos al hilo. En la séptima fecha contra Arsenal, de local (0-2), y en la octava ante Quilmes, como visitante (0-3).
En la segunda mitad del campeonato, luego de la eliminación en la fase de grupos de la Copa Libertadores, el conjunto cambió la cara. Se potenciaron sus individualidades y comenzó una racha de victorias que lo catapultaron a pelearles, mano a mano, el primer puesto a los mendocinos. Fueron ¡siete! los partidos ganadores de manera consecutiva. En casa superó a Belgrano, Rosario Central, River y se quedó con los tres puntos en el clásico ante Huracán. Afuera ganó en Mendoza (1-0), a Independiente en Avellaneda y a Colón en Santa Fe. Fueron 21 de 21 para Ortigoza y compañía.
Con 23 goles a favor, su principal arma ofensiva es Nicolás Blandi, goleador cuervo con ocho conquistas. De la mano del ciclón de victorias para San Lorenzo en la segunda mitad del torneo, el 9 de área fue pieza clave para que los azulgrana estén en la definición.
Ahí estará el Ciclón. Como se acostumbró en los últimos tiempos, pisará la cancha de River para intentar volver a gritar campeón.